¿Quien se fija en los calcetines?

Hoy, Sábado,  tenia una reunión con un consultor en el Starbucks durante la mañana para acordar los contenidos de un programa de formación que estoy administrando en el trabajo y te pedí que me acompañes. Como siempre me dijiste que si.
(Ayer, llegue de Santiago en el ultimo vuelo y me vine durmiendo y transpirando helado, aún no se que fue lo que me paso, la cosa es que estuve con dolor de cabeza hasta hoy, por lo que en la mañana no me sentí muy bien )

Como es de costumbre, comencé a apurarte para que te levantes y vistas luego, entre eso te mande a cambiarte los calcentines, porque eran rojos, tenias una polera verde un pantalon azul con naranjo y una chaqueta negra.( Pese a tu corta edad, te preocupa mucho el andar combinado de forma adecuada).
Fue ahí, entre que yo estaba parado en la puerta y tu poniendote las zapatillas,  que me dijiste:

» Papá, invente un dicho: Quien se fija en los calcentines?».

– como así te respondí: no entiendo.

«Obvio puh papá, quien se fija en los calcetines si la final lo que importa es como son las personas, no los calcetines».

Nuevamente, me diste una tremenda demostración de tu sabiduría

Gracias,

Papá

El pan tostado y las taguas

Mañana es  18 de Septiembre, se conmemora la primera junta nacional de Gobierno, la que según entiendo fue el símbolo de nuestra independencia.  Es tradición para estas fechas hacer hartos asados, comer muchas empanadas y escuchar harta cueca.

Pero no escribo por eso, te escribo para contarte que hoy me tome el día en el trabajo para poder estar contigo, hoy en la mañana mientras yo aún dormía tú te pusiste a preparar desayuno, haciendo honor a la verdad, fui yo quien te pidió entre sueños que me prepares algo.

Me acuerdo que entre sueños me ibas ofreciendo cosas para desayunar  y que tostaste el pan por primera vez solo, yo entre sueños te pedí que tuvieras cuidado con meter cosas metálicas  al tostador. Pero tú me dijiste, si se papá pude darme la corriente.

Nuevamente me diste una lección sobre lo aprensivo que soy, a veces no te dejo hacer cosas pensando que puedas ser descuidado, pero las veces que te he dado la autorización para hacerlo siempre has actuado de forma diligente.

Después, del desayuno salimos a jugar futbol a “nuestra cancha” donde siempre jugamos, esa cancha que queda al lado del humedal donde hay coipos y taguas.  De hecho, nuestro departamento anterior quedaba en el condominio Las Taguas, en honor a esas aves que nos despertaban los fines de semana en la mañana.

Las Taguas corrían como locas haciendo un sonido raro, ahí tú me enseñaste que eran los macho que estaban eligiendo a su mujer.  La verdad es que al principio pensé que era un rito de apareamiento pero no estaba tan seguro hasta que lo confirmaste.

Volviendo al futbol, hoy ambos tuvimos actitudes poco deportivas en la cancha, la pasión por el juego nos hizo cometer más de alguna falta y discrepar sobre la cantidad de goles que cada uno llevaba, pese a lo anterior, te disculpaste por los golpes y pudimos cerrar una buena jornada de futbol.

Cuando terminamos de almorzar te tuve que ir a dejar porque viajabas a pasar el 18 a Peralillo con tu mamá, pese a que prefiero estar los fines de semana contigo, me alegro bastante que fueras porque se lo bien que lo pasas allá.

En fin solo quería escribirte para que sepas que si bien, no siempre te comento todo lo que pienso, no dejo de deslumbrarme contigo, no hay día que no aprenda algo de ti, ni días que sean mejores cuando no estas.

Te amo.

Papá